Las parejas y el stashing: un foco (más) de conflicto en redes sociales
¿Qué sucede cuando uno de los dos esconde u oculta la relación en el mundo virtual?
Hace un tiempo largo que salen. El ya conoce a sus amigos más cercanos y hasta a sus dos hermanos. Incluso, su cara es familiar para los cientos de contactos que ella tiene en Facebook y sus decenas de seguidores en Instagram y Twitter, donde hasta lo arrobó en un tuit alguna vez. Pero del otro lado, sólo hay silencio. Un doloroso silencio que se parece bastante al desprecio. Ni un comentario, ni un like, ni una selfie juntos. Ni siquiera una foto en grupo. Nada de nada. Es como si ella no existiera en las redes sociales de él. Y, como sabemos, en estos tiempos donde mucho (o casi) todo sucede en el mundo virtual, eso es un problema. Uno más, cuando se mezcla en las relaciones de pareja el amor con tecnología.
El nuevo foco de discordia en los vínculos amorosos se llama stashing, que significa ni más ni menos que ocultar u esconder al mundo virtual (y al real) una relación. Aunque es un comportamiento que existió siempre (quién no ocultó o fue ocultado al entorno más cercano de una persona alguna vez) es una actitud que se agravó y -vaya paradoja- se visibilizó con el uso masivo de las redes sociales. Hoy es mucho más claro cuando se es víctima de stashing: la invisibilidad en las redes de la pareja torna mucho más visible el problema.
Es la misma tecnología, además, la que facilita el "operativo ocultamiento". Si antes la mayoría de las parejas se conocían por amigos en común -el famoso "tengo alguien para presentarte"- que hacía que hubiera testigos presenciales del flechazo o del inicio de una posible relación, hoy con aplicaciones tipo Tinder o sitios de citas o directamente a través de mensajes directos en las redes sociales enviados a quien nos interese conocer, esos testigos ya no existen.
"El stashing se da en lo real y también en lo virtual. Sucede cuando una persona con la que te estás viendo no te presenta y te esconde. En las redes sociales te oculta en sus publicaciones, evita hacerse selfies con vos... Es verdad que hay muchas personas a las que no les agrada exponerse, pero también es cierto que una negación sistemática nos obliga a preguntarnos si el otro está tan involucrado como nosotros", sostiene Valeria Schapira, periodista y experta en vínculos para el portal de citas Match.com
De todas maneras -aclara Schapira- cuando el ocultamiento es sólo en redes sociales, conviene no tomarlo como algo personal o un signo de que la otra persona no está interesada en mí. "Si nos oculta en las redes sociales yo creo que es algo relativo porque ahí entran en escena terceros, como ex parejas. Y muchos, por respeto a la madre o al padre de sus hijos o por los hijos mismos, que usan las redes, prefieren mantener el bajo perfil y no subir o compartir posteos de su nueva pareja, y eso es entendible. La manera de salvar estas diferencias es conversar, preguntar y no emitir juicios apresurados sobre esa persona que estamos conociendo", agrega la experta en vínculos, autora de varios libros.
Por su parte, la psicóloga Laura Jurkowski, directora y fundadora de Reconectarse, centro que trata las adicciones a la tecnología, asegura que también hay que tener en cuenta el uso o la valoración que tienen las redes sociales para uno y para el otro. "Todo depende de cómo es tu pareja en las redes: si muestra mucho y comparte las cosas importantes en las Facebook o Instagram que no comparta nada que involucre a la pareja es una manera de querer ocultarla. Es como no querer presentarte a sus amigos en el mundo real -compara-. En ese caso es entendible que la otra persona se sienta dolida y dejada de lado por el otro. En cambio, si es una persona que sólo publica cosas laborales y no comparte nada o casi nada de su vida privada, me parece que la no exhibición de esa relación en las redes es coherente con su pensamiento y no tiene nada que ver con el ocultamiento", sostiene la especialista.
Palabras clave
La primera en hablar de stashing fue la periodista Ellen Scott en el diario Metro UK hace unos meses. Ella no hizo más que resumir en una palabra lo que muchas personas padecen en una relación. En el artículo, publicado el 19 de agosto, explica algunas de las razones por las que la gente suele ocultar a otros (y al mundo) una relación más o menos consolidada. "¿Por qué el stashing? Porque de esa manera hacen como que no están saliendo con la persona con la que están saliendo, porque pueden justificar(se) salir con otras personas, porque simplemente son desconsiderados con el otro", escribe Scott.
En este sentido, el psicólogo y sexólogo Fernando Villadangos sostiene que "muchas personas tratan a otras como un producto de consumo más. Igual que te gusta tener en la heladera una botella de leche de repuesto, hay personas que coleccionan relaciones sin comprometerse emocionalmente. Se muestra interés y se utilizan técnicas de seducción falsas para enganchar al otro".
Por eso mismo, el stashing está muy emparentado con otro de los términos que se pusieron de moda a partir del uso de las nuevas tecnologías: el benching. El "hacer banco" es una de las tantos comportamientos que hace posible la tecnología: consiste en no dejar de hablarle a alguien por WhatsApp o tener el guiño ocasional en alguna red social, con el objetivo de no descartarlo totalmente como prospecto, pero tampoco avanzar, es uno de los comportamientos que se agravaron con las redes sociales. El otro es el ghosting, es decir, dar por terminada (unilateralmente) una relación, simplemente dejando de contestar los mensajes, clavándole el visto o bloqueando a esa persona por WhatsApp y sin que medie una conversación ni siquiera telefónica.
Si bien es cierto que las nuevas tecnologías permiten multiplicar la cantidad de gente con la que nos relacionamos a diario, no es menos cierto que la cantidad, muchas veces, va en contra de la calidad de esos vínculos. Por eso, cada vez hay más "víctimas" de stashing, ghosting, benching y demás términos que no hacen más que demostrar que la empatía, al menos en algunos vínculos, ha muerto. Y aunque parezca tentador y hasta lógico acusar a la tecnología de ese crimen, la realidad indica que no es cierto. La incomunicación existió siempre. Sólo que ahora hay alguien a quien culpar.